Cuando se levantó,
busco desesperadamente su sombra,
la necesitaba para cubrir su humillación,
para poder protegerse de los cuervos,
para poder coserla a sus pies y seguir caminando.
Buscaba su sombra para disimular su olor a maldad,
para disimular la sonrisa de dolor que tenía;
la ocupaba coser a sus pies, a sus brazos,
a sus dientes y a su joroba.
Pero no podía encontrar su sombra,
la había dejado colgada en la parte más alta
de un monte Venus.
¡Oh no! ¡Aquel monte de Venus!
¿Ahora qué iba decir su querida esposa?
martes, 11 de septiembre de 2012
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